Algunos no entienden el fútbol. Aunque es el deporte rey en la mayoría de países, hay gente que simplemente lo desprecia, pues no entienden cómo 22 personas van detrás de un balón mientras le dan patadas y se dan patadas entre ellos. Uno de ellos es Ricardo García. Nunca le pareció interesante un deporte en el que los partidos pudieran terminar empatados y en el que la gente tuviera que sufrir por la mala intención del rival. Para él, era absurdo que jugadores tan prodigiosos como Pelé o Maradona terminaran lesionados en pasajes importantes de su vida por una patada de alguien. Siempre le gustó el deporte, pero ciertamente no quería que nadie opacara su brillo. Si iba a fallar, era por malo, porque perdía nivel, porque se desconcentraba él, no por un rival malintencionado que dañara su vida. Por eso, con sólo 6 años de edad, escogió el voleibol. Dependía de su fuerza, de su agilidad y de su astucia. Era un verdadero juego en equipo que permitía que cada uno brillara. Por eso en aquella