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Mostrando las entradas de septiembre 4, 2006

El llamado desesperado de los ancestros

La vida sigue a medida que la soledad se acrecenta. Al menos la impresión que tengo de ella mientras miro a mi alrededor para constatar que cada cual se preocupa por sus intereses. Alguien, alguna vez, me dijo que exageraba, pero no lo creo. Si fueran exageraciones mis palabras, entonces no serían unos pocos cruzados quienes luchan por cambiar la realidad de este devastado y pobre mundo. Serían ríos de gente quienes lucharían por sacar de las calles a miles de niños que mueren, ya sea por hambre, ya sea por pelear para amainarla. Si fueran desbordados mis pensamientos, no morirían por doquier seres humanos asesinados por otros, la mayoría de veces doblegados por una absurda ambición por cualquier piltrafa que quede sobrante en el plato, en el contrato, en la tierra, en el hogar. Si mis aseveraciones pasaran el límite de lo real, no existirían las confrontaciones entre filosofías por descubrir cuál tiene la verdad, cuál conduce a la salvación, una salvación quizás imaginada o planeada e