Urbe y Existencia

El fin de semana pasado, por circunstancias del destino y de los festivos que abundan en Colombia, me quedé solo en la ciudad, así que apelé a uno de mis planes preferidos para pasar el tiempo: ver películas. Ya sea en cine o en mi casa, ver películas es uno de mis pasatiempos estrellas, heredado claramente de los gustos de mi papá, quien puede durar días enteros viendo filmes uno tras otro y es absolutamente feliz, igual que yo. Ante mi soledad, pude ver seis películas: Ladrón que roba a ladrón, Batman –Dark Knight, El Reino Perdido, El Súper Agente 86, Los expedientes X y La Momia 3. Algunas las puedo catalogar como pérdida de mi dinero, otras como entretenimiento normal (con fórmulas cliché, pero divertidas, en fin), otras como películas que definitivamente vale la pena ver y otras como imperdibles y que vale repetirlas las veces que sea necesario. Comienzo por la que considero total pérdida de dinero: Los expedientes secretos X – Quiero creer (X Files – I want to believe). Le doy e

Parece que no tienen límites los alcances de los padres al nombrar a sus propios hijos. Esta mañana, mientras miraba en Internet las noticias deportivas, me encontré con un titular que me puso en total alerta. El título decía que Alan Kardec había marcado gol en la victoria de su equipo en la Copa Sudamericana... Siempre pensé que el espiritismo tenía su cuota de razón; sin embargo, fue inconcebible para mí pensar que el fundador de esta corriente hubiera regresado para jugar fútbol. Obviamente todo tiene su explicación. Seguramente una madre fanática del espiritismo le puso ese nombre a su hijo, quien ahora resultó toda una estrella del Vasco da Gama brasilero. Habrase visto. Luego comprobé que efectivamente, así era, y quedé sorprendido por la tortura a la que algunos padres pueden someter a sus propios críos por homenajear a sus ídolos. Sino, ¿qué me dicen de Falcao, Aldo Leao o Jhon Efe Kennedy González?