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Mostrando las entradas de mayo 27, 2010

¿Qué sería de la emoción mundialista sin los comerciales?

Llega Suráfrica 2010, la cita que por cuatro años esperamos ansiosos todos los que amamos el fútbol. Faltan ya 15 días para que empiece esta cita, la más importante del Universo (porque me imagino que los extraterrestres no juegan fútbol) y el ambiente ya comienza a calentarse con los comerciales y la música. De la mano de marcas de ropa deportiva, cervezas, canales de televisión, cantantes famosos y gaseosas arranca la emoción y, por supuesto, en Urbe y Existencia tenemos la recopilación de los mejores comerciales que hemos visto hasta ahora. Comencemos: Comercial de DirecTV con el Pibe Valderrama, Batistuta y el Bam Bam Zamorano Comercial de Coca Cola - ¿Cuál es tu celebración? Comercial de Coca Cola - Argentina en Lesotho Uno de los mejores: Argentinos - TyC Sports Anuncio de Pepsi - Oh Africa Otro de los mejores comerciales: Coca Cola - Quest Una joya de anuncio: Nike - Write the Future Y, finalmente, lo más emocionante para mí: las canciones oficiales. Comenzamos con el Waka Waka

¿Para qué el fútbol, si se puede empatar? Las aguas tibias no valen en el deporte

Algunos no entienden el fútbol. Aunque es el deporte rey en la mayoría de países, hay gente que simplemente lo desprecia, pues no entienden cómo 22 personas van detrás de un balón mientras le dan patadas y se dan patadas entre ellos. Uno de ellos es Ricardo García. Nunca le pareció interesante un deporte en el que los partidos pudieran terminar empatados y en el que la gente tuviera que sufrir por la mala intención del rival. Para él, era absurdo que jugadores tan prodigiosos como Pelé o Maradona terminaran lesionados en pasajes importantes de su vida por una patada de alguien. Siempre le gustó el deporte, pero ciertamente no quería que nadie opacara su brillo. Si iba a fallar, era por malo, porque perdía nivel, porque se desconcentraba él, no por un rival malintencionado que dañara su vida. Por eso, con sólo 6 años de edad, escogió el voleibol. Dependía de su fuerza, de su agilidad y de su astucia. Era un verdadero juego en equipo que permitía que cada uno brillara. Por eso en aquella